miércoles, 4 de agosto de 2010

para no olvidarte

Aquella noche de febrero, Ella estaba al pie de su cama en su camisón de seda fresca aplicándose su alquimia de diosa inventada para enamorar a todos los hombres del mundo en sueños comunes. Aquella noche en lo profundo del inconsciente lo encontró sentado en la banca de un parque, ebrio de amor por querer volver a amar; equivocando números y nombres y hasta tal vez en ese instante se equivoco de vida y le toco vivir una que nunca le correspondería, una de dos años al lado de ella.
Ella tiene por sobrenombre “Walito”, natural de Madre de Dios - Puerto Maldonado, y a sus 26 años tenía la piel de porcelana como de recién llegada al mundo; nació un primero de noviembre para hacer un tributo a todos los santos de origen tan milagroso como su mirada reparadora de almas, tenía el aura alegre y el pelo ensortijado, labios deliciosos y finos como la seda de su camisón de noche y las manos suaves como nubes de primavera; muy risueña pero eternamente coqueta. Soñaba con ser madre de Norelis Yamile, Mariangel Sofía y de Samuel Ignacio y ser esposa de algún político utópico (honesto), tener una casa grande para 4 niños, dos camionetas y una ama de llaves que le lave los pies; solo le faltaba el marido. Amaba su tierra pero más que nada la pizza y los chocolates que por sus lares se fabricaban y suspiraba con escuchar PLAYA JIRON. Tenía el cuerpo sano solo hasta antes de viajar en algún bus por más de una hora y después del desahogo corporal, recuperaba su olor de tulipán occidental.
El, aquella noche se entrego al sueño de ser feliz por primera vez desde 1249(en su vida anterior) y nunca quiso despertar a no ser que “Walito” esté a su lado.
Juraron alguna vez encontrarse en alguna parte del mundo, despiertos y con ganas de amarse, pero las oportunidades eran escasas y sin sentido, los dos eran económicamente infelices. Se amaron durante dos años de manera clandestina entre sueños y esperanzas lerdas; sufrían con la desesperanza de nunca sentir sus manos entrelazadas, nunca probar el sabor de sus labios ni el sabor de las gotas ni lo aromas y gemidos productos del amor.
Una noche de junio, dos años después; se verían por primera vez. Las cosas eran distintas, el amor se lo habían guardado en los bolsillos y acordaron en verse solo por el morbo de no saber que sentirían uno al lado del otro, pues como “Walito” dijo: - NOS VEREMOS SOLO COMO AMIGOS.
EL la espero en el aeropuerto, y la vio salir detrás de la caterva de todos los recién llegados, con su combinación perfecta del morado y el negro y con el aroma del cielo en sus palabras, con su sonrisa risueña y seductora. Aquella noche esa amistad se hiso pasión y se amaron a su manera; la mañana siguiente al despertar, los embargo la resaca del amor con los protocolos de un matrimonio antiguo y desahuciado.
El la amaba con el alma, con el corazón y con el orgullo roto por los caprichos de “Walito”; el amor duro 4 días, pero fue como si solo fuera uno; el tiempo no basto para expresar dos años de frustrados encuentros en sueños, ilusiones de una familia compuesta y un perro llamado Fox.
“Walito” dejo de amarlo por ser lo más importante, pero no lo más urgente en la vida de Él y El se resigno a morir de amor en los brazos de otra en esta vida o en la más cercana…
“Walito” ahora ama a otro y algunas veces sonríe con el recuerdo que nunca quiso tener, el recuerdo de un viaje que pago con el cuerpo y al acordarse de todas sus vivencias, repite para si en voz baja: ¡¡¡AY “WALITO”, QUE PUTA ERES"!!!