Aquella noche de febrero, Ella estaba al pie de su cama en su camisón de seda fresca aplicándose su alquimia de diosa inventada para enamorar a todos los hombres del mundo en sueños comunes. Aquella noche en lo profundo del inconsciente lo encontró sentado en la banca de un parque, ebrio de amor por querer volver a amar; equivocando números y nombres y hasta tal vez en ese instante se equivoco de vida y le toco vivir una que nunca le correspondería, una de dos años al lado de ella.
Ella tiene por sobrenombre “Walito”, natural de Madre de Dios - Puerto Maldonado, y a sus 26 años tenía la piel de porcelana como de recién llegada al mundo; nació un primero de noviembre para hacer un tributo a todos los santos de origen tan milagroso como su mirada reparadora de almas, tenía el aura alegre y el pelo ensortijado, labios deliciosos y finos como la seda de su camisón de noche y las manos suaves como nubes de primavera; muy risueña pero eternamente coqueta. Soñaba con ser madre de Norelis Yamile, Mariangel Sofía y de Samuel Ignacio y ser esposa de algún político utópico (honesto), tener una casa grande para 4 niños, dos camionetas y una ama de llaves que le lave los pies; solo le faltaba el marido. Amaba su tierra pero más que nada la pizza y los chocolates que por sus lares se fabricaban y suspiraba con escuchar PLAYA JIRON. Tenía el cuerpo sano solo hasta antes de viajar en algún bus por más de una hora y después del desahogo corporal, recuperaba su olor de tulipán occidental.
El, aquella noche se entrego al sueño de ser feliz por primera vez desde 1249(en su vida anterior) y nunca quiso despertar a no ser que “Walito” esté a su lado.
Juraron alguna vez encontrarse en alguna parte del mundo, despiertos y con ganas de amarse, pero las oportunidades eran escasas y sin sentido, los dos eran económicamente infelices. Se amaron durante dos años de manera clandestina entre sueños y esperanzas lerdas; sufrían con la desesperanza de nunca sentir sus manos entrelazadas, nunca probar el sabor de sus labios ni el sabor de las gotas ni lo aromas y gemidos productos del amor.
Una noche de junio, dos años después; se verían por primera vez. Las cosas eran distintas, el amor se lo habían guardado en los bolsillos y acordaron en verse solo por el morbo de no saber que sentirían uno al lado del otro, pues como “Walito” dijo: - NOS VEREMOS SOLO COMO AMIGOS.
EL la espero en el aeropuerto, y la vio salir detrás de la caterva de todos los recién llegados, con su combinación perfecta del morado y el negro y con el aroma del cielo en sus palabras, con su sonrisa risueña y seductora. Aquella noche esa amistad se hiso pasión y se amaron a su manera; la mañana siguiente al despertar, los embargo la resaca del amor con los protocolos de un matrimonio antiguo y desahuciado.
El la amaba con el alma, con el corazón y con el orgullo roto por los caprichos de “Walito”; el amor duro 4 días, pero fue como si solo fuera uno; el tiempo no basto para expresar dos años de frustrados encuentros en sueños, ilusiones de una familia compuesta y un perro llamado Fox.
“Walito” dejo de amarlo por ser lo más importante, pero no lo más urgente en la vida de Él y El se resigno a morir de amor en los brazos de otra en esta vida o en la más cercana…
“Walito” ahora ama a otro y algunas veces sonríe con el recuerdo que nunca quiso tener, el recuerdo de un viaje que pago con el cuerpo y al acordarse de todas sus vivencias, repite para si en voz baja: ¡¡¡AY “WALITO”, QUE PUTA ERES"!!!
Ella tiene por sobrenombre “Walito”, natural de Madre de Dios - Puerto Maldonado, y a sus 26 años tenía la piel de porcelana como de recién llegada al mundo; nació un primero de noviembre para hacer un tributo a todos los santos de origen tan milagroso como su mirada reparadora de almas, tenía el aura alegre y el pelo ensortijado, labios deliciosos y finos como la seda de su camisón de noche y las manos suaves como nubes de primavera; muy risueña pero eternamente coqueta. Soñaba con ser madre de Norelis Yamile, Mariangel Sofía y de Samuel Ignacio y ser esposa de algún político utópico (honesto), tener una casa grande para 4 niños, dos camionetas y una ama de llaves que le lave los pies; solo le faltaba el marido. Amaba su tierra pero más que nada la pizza y los chocolates que por sus lares se fabricaban y suspiraba con escuchar PLAYA JIRON. Tenía el cuerpo sano solo hasta antes de viajar en algún bus por más de una hora y después del desahogo corporal, recuperaba su olor de tulipán occidental.
El, aquella noche se entrego al sueño de ser feliz por primera vez desde 1249(en su vida anterior) y nunca quiso despertar a no ser que “Walito” esté a su lado.
Juraron alguna vez encontrarse en alguna parte del mundo, despiertos y con ganas de amarse, pero las oportunidades eran escasas y sin sentido, los dos eran económicamente infelices. Se amaron durante dos años de manera clandestina entre sueños y esperanzas lerdas; sufrían con la desesperanza de nunca sentir sus manos entrelazadas, nunca probar el sabor de sus labios ni el sabor de las gotas ni lo aromas y gemidos productos del amor.
Una noche de junio, dos años después; se verían por primera vez. Las cosas eran distintas, el amor se lo habían guardado en los bolsillos y acordaron en verse solo por el morbo de no saber que sentirían uno al lado del otro, pues como “Walito” dijo: - NOS VEREMOS SOLO COMO AMIGOS.
EL la espero en el aeropuerto, y la vio salir detrás de la caterva de todos los recién llegados, con su combinación perfecta del morado y el negro y con el aroma del cielo en sus palabras, con su sonrisa risueña y seductora. Aquella noche esa amistad se hiso pasión y se amaron a su manera; la mañana siguiente al despertar, los embargo la resaca del amor con los protocolos de un matrimonio antiguo y desahuciado.
El la amaba con el alma, con el corazón y con el orgullo roto por los caprichos de “Walito”; el amor duro 4 días, pero fue como si solo fuera uno; el tiempo no basto para expresar dos años de frustrados encuentros en sueños, ilusiones de una familia compuesta y un perro llamado Fox.
“Walito” dejo de amarlo por ser lo más importante, pero no lo más urgente en la vida de Él y El se resigno a morir de amor en los brazos de otra en esta vida o en la más cercana…
“Walito” ahora ama a otro y algunas veces sonríe con el recuerdo que nunca quiso tener, el recuerdo de un viaje que pago con el cuerpo y al acordarse de todas sus vivencias, repite para si en voz baja: ¡¡¡AY “WALITO”, QUE PUTA ERES"!!!