miércoles, 28 de enero de 2009

Tarde de decepción



...en la tarde de inevitable melancolía nos apartamos del mundo y caminamos por la arena aun tibia de aquella playa de esperanzador atardecer, compartimos la incertidumbre de un pasado doloroso y un futuro incierto con aires de felicidad, la brisa con calor exacto transportaba el son de una canción romántica de alguna filarmónica la cual nos dedicaba una canción en secreto, las gaviotas invisibles hacían una danza sincronizada en el aire formando en sus figuras su nombre y el mió como pronostico de felicidad, el agua del mar salía con fuerza imperceptible empujándola sin ella sentirlo hasta mi lado...
jugamos a ser amigos, confidentes y tal vez en un sueño común jugamos a ser amantes desde el alma hasta la eterna desesperanza, celebrábamos la muerte del día y a la vez de la amistad con la luz intermitente de un cigarrillo y la oscuridad opacaba mis esperanzas de ser feliz a su lado; ella se vía tan hermosa así como la vio su madre el día que nació con su pelo negro como mi destino sin ella en mi vida, labios de cereza, mejillas de pétalos de rosas rosadas y su mirada... su mirada era así como debe ser la de los ángeles de un paraíso católico, sus ojos brillaban sin la luz de la luna en ellos; le obsequie una rosa en forma de propuesta amorosa para compartir en un futuro no muy lejano su vida a mi lado y le ofrecí mi mano como apoyo para todo el resto de una vida que no compartiremos por la negativa de sus expresiones...

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